Desde Melilla, a un par de horas en coche, llegamos a Alhocemas, que hasta los años 60 fue territorio español pero que aún conserva la belleza de sus paisajes virgenes y una gastronomía única (en la foto se puede ver el camarón que nos comimos...) Los acantilados son impresionantes y más aún el paseo marítimo que han construido a lo largo del litoral. Buen pescado, buen marisco, bonitos miradores, tranquilo para pasear de día y de noche. El domingo pudimos visitar el mercadillo y como podeis ver en el video es muy auténtico.